LA FOSA

 

 

cuento visionoir

de

rodolfo de matteis

aka el Bardo Rodol

 

 

 

 

México, a septiembre de 2012

 

 

1

 

Cansado, recansado estoy, el día fue un desmadre, desde las cuatro de la mañana, chingao no pude dormir bien, la pinche cruda, ayer tomando otra vez demasiado, y solo, sin excusas de amigos o desilusiones de amor o peleas, no, me emborraché solo y con gusto, sin razón, y si el gusto no es una razón valida… ¿pues cual? 


Y ahora tan cansado como estoy, no puedo hacerlo, no puedo excavarme la fosa como estos tres chavitos con sus cuernos de chivo en la mano me imponen… de veras no tengo la fuerza, pero los pendejos me hicieron el solito viejo discurso: no tenemos tiempo wuey, si te excavas la fosa tú solo y sin broncas… te vamos a matar cómodo bien acostadito en ella sin dolor, un par de balazos y ya, sino… le damos mano libre al Gato Montés, que se divierte a torturar y para cada palada de tierra que tendremos que chingar nosotros él te la va a cobrar lo doble. 


El Gato Montés está refeo, con dos ojitos chiquitos y rojos, creo que cuando llora llore sangre por cuanto rojos están sus ojos, que me miran fijo. Creo que quiera sonreír cínicamente pero no sabe sonreír, más bien su sonrisa es una máscara de pena y de desesperación, está atrapado y se ve, atrapado en lo que pensaba un juego, le dieron dos mil pesos y un cuerno de chivo que arrastra el piso ya que es más grande que él. Trece años de miseria no lo mancharon tanto en la cara en el cuerpo y en el alma como los últimos dos años cuando se sintió el rey. Moreno, manchado en su cara, nariz rota, manos pequeñas ¡chingao! dicen en el pueblo que no sabe escribir ni leer, fíjate…

 
Me pidieron 100 mil pesos por el churro de mota que les vendí, de diez pinches varos: insistieron, saben que fumo, estamos sin nada, me dijeron, háganos el paro con un par de cigarros, ándale, tú siempre la tienes. Les creí, les vi nacer, conozco sus padres, más jóvenes que yo sus padres, el hermano mayor del Gato Montés se fue al gabacho mojado a trabajar, era mi amigo, simpático vivo y mujeriego como yo, cuantas chavas cuantas historias cuanta cerveza cuanta fiesta con él, y ahora su hermanito me quiere torturar, porque conmovido les vendí un poquito de la mía, y como la tuvieron en la mano, la tiran al piso, le caminan encima, y sacando las armas dijeron: ¡te chingaste pendejo, vender mota aquí en mi plaza! Si me la pediste por favor. Pa’ver si era cierto. ¿cierto que? ¡que vendes! Pero si no hay, si nunca la venden… yo con gusto se la compro yassaben carnales… Te chingaste pendejo vendiste mota aquí en la plaza de mi patrón, que nos ordenó: quien vende… ¡que pague 100 mil varos o muera! de veras nos da pena viejo, pero yassabesss o tú o nosotros, mi patrón no perdona a quien le desobedece, si no te matamos no vamos a ser tan afortunados como tú, arreglándote tu camita, él nos va a hacer torturar a muerte por el Gato Montés antes de cortarle los huevos él mismo al Gato, hacércelos comer y dejarlo morir desangrándose lentamente el escroto… ya ves cabrón, no seas pendejo no chingues ¡cállate y excava! 

Condenado a muerte por no tener 100 mil pesos, para hacerle el paro a los hijos de mis cuates ¡que wuey! Y estoy cansado como para excavar una fosa tan grande y con todo y dolor de cabeza, ni tuve tiempo de un almuerzo por la mañana con la cruda sin nada de tomar a fumar y fumar para quitármela y a las 7 llegaron ellos… 

Es el medio día, el sol quema el chaparral y la cabeza me explota, el Gato me mira travieso, mejor excavar, tomar tiempo, todo puede pasar ¡no puede ser cierto! pero la tierra está dura y reseca, no sabe a sueño, no sabe a alucine, sabe a tierra, salada como está la arena de aquí, que me cruje entre los dientes cuando me limpio la cara del sudor con las manos embarradas. 


Esta pinche tierra que no quise trabajar este año, por falta de agua decía... ¡por falta de ganas, por pacheco, por mañana vemos! y la primavera se fue, y la tengo que trabajar ahora, pa’ morir de verano, verano de sequía, sequía en el cielo, sequía en las almas los ojos los labios, corazones de piedra, vacas flacas que ya no se pueden levantar ni pa’comer, la única agua que fluye es la de las vaginas de las chavitas excitadas de ir con el narco, de ser chingadas, violadas, elegidas, pobres malinches en sus propias casas…  


La canción de Paolo Rossi no me deja en paz y sigue atormentándome el cerebro: era meglio morire da piccoli: era mejor morir cuando niños que ver este asco ahora grandes. 


Y vomito, y los armados se la ríen ¡no chingues tu cama wuey! ¿apoco quiere pasar la eternidad así de apestoso? Verde la bilis sale de mi estomago, no comí nada y todavía sabe a vino de ayer, verde y ácida, y yo que le decía a Erick cuando me preguntaba si el mundo se iba a acabar en el 2012, yo lo cotorreaba, no sé, le decía, pero piensa si se acaba cuando estás crudo ¡lo peor! Y ahora tengo que morir crudo y de verano, chingao el verano no es buena temporada pa’morir, se muere de invierno no de verano, y vomito por los nervios, y escupo, que tanto la tierra lo recicla todo, mierda vomito y pecados. 


Era meglio morire da piccoli con in bocca un cavaturaccioli / era mejor morir cuando niños con un sacacorchos en la boca…

¿Cómo es posible tener esta pinche canción en la cabeza en un momento así? palabras sin sentido que no me dejan pensar, y ya que estoy cansado y tengo que excavar, pa’morir cansado pa’morir pendejo secuestrado por niños malos y analfabetas que querían jugar a los grandes y ahora se cagan en los pantalones ya antes de despertar, el ejercito les busca disparándoles por las espaldas, los marinos les buscan pa’desaparecerlos, el otro cartel les busca pa’torturarlos, y saben que su patrón los matará apenas fallen, y sí que todos fallan, todos fallamos más bien, quien no falla no nace aquí, quien no falla nace del otro lado, ahí donde las luces tienen otros colores, y las mujeres te mantienen, y todo está limpio y resplandeciente y el dinero no huele feo, y quien lo tiene está siempre guapo y honrado.

 

2

 

El sol sigue implacable e inclemente alto en el cielo mientras que yo sigo excavando. Los pandilleros que me miran aburridos se dan un toque tras el otro, yo una palada tras la otra. El trabajo y el tanto sudar parecen aliviar mi cruda, o será que a estas alturas la precedentemente terrible cruda ya no es un problema ¿como podía ser tanto importante antes? ¿Que son la cruda, el mal de cabeza, el estomago retorcido y todo por el estilo, en frente a la Vida y la Muerte?   


A un punto uno, el menos feo de los tres, extiende su brazo con un churro enorme en la mano hacía mi: ¿quieres wuey? Yo veo mi propio brazo extenderse, siento una ola de calor subir del corazón hacia la cabeza mientras que justo cuando estoy por decirle gracias la enormidad de la palabra explota ¿agradecerles a estos desgraciados que me quieren matar? ¡ni modo! Y es solo por esto despertarse de mi orgullo que empiezo a pensar ¿fumar ahora, volverme pacheco y torpe? ¿y si va a haber chance de escapar o de salvarme quien sabe como? No no no, no puedo arriesgarme de perder lo poco de energía de dignidad de rabia de lucidez que se me queda, no puedo arriesgar de no ser capaz de agarrarla si acaso viene la ocasión única de salvación, así por wuey… ¡no esta vez no! y sí que quiero salvarme: espero algo, algún milagro, una llamada que le dé la contra-orden, o quien sabe que… Me parece de estar loco a pensar ancora de salvarme aquí adentro de mi tumba ya medio lista con tres armas automáticas apuntándome, me siento loco como nunca antes en mi vida, a mi que me decían el loco cuando iba a las ocho de la mañana a comprar más coca en los barrios más podridos de las ciudades más hermosas del país… ahora no, loco no quiero estar, menos pa’morir… ya parece que se vaya a acabar el día, y yo con él. No quiero morir pacheco, no quiero morir pendejo feliz, no, no sé que voy a encontrar del otro lado, el verdadero otro lado, del cual nunca regresó nadie, nadie que se conozca… a lo mejor no hay nada… pero parece demasiado fácil, perderse en la nada desaparecer sin memoria sin visión sin consciencia, no la veo tan fácil, siempre tuvimos que batallar en la Vida, a lo mejor hay que batallar hasta atrás de la Muerte…  


¿quieres fumar o no wuey? 


¡NO! oigo mi voz decir que NO, por fin, después de una vida de síes. 


Y agrego rápido y furioso: ¡Y váyanse a la chingada! 


Su respuesta es una carcajada, una carcajada fea vulgar corrupta, mientras que el otro dice: ¡a la chingada vas a ir tú abuelito cabrón, jajaja, excava pues más rápido que ya me aburrí! El tercero, el Gato Montés, nunca habla. 


Y empiezo a llorar, lagrimas saladas que saben a mi hija, a mi esposa, a todo lo mal que les hice, a cuanto las pegué, a cuando les rompí la madre, a cuando las insulté gritando como loco, a cuando derrumbaba las puertas de los cuartos donde se refugiaban llenas de miedo, y yo a entrar loco de veras p’hacerles pagar el desafío a mi autoridad ¡Yo soy el jefe el patrón aquí y porten respeto! gritaba como loco con los ojos pa’fuera las venas de la garganta tan hinchadas como tuberías de cloaca, mientras que a putazos hacía pedazos del estéreo que había regalado a mi hija… solo porque lo había prendido pa’no escuchar mi locura, pa’no tener que acordarse toda la vida de las maldades que iba pronunciándole…  


¡Ay las lagrimas no me alivian! NO, no quiero que me alivien no quiero que la mota me alivie no quiero que nadie ni nada me alivien quiero morir con mi dolor con todas mis culpas… y excavo más rápido ya, ya no quiero vivir no más, y con cada palada de tierra dura y reseca que saco de la fosa me sepulto sepulto mi alma mi corazón mis culpas mi locura; y ahora que por fin no estoy loco… voy a estar en esta locación… pa’siempre. Aquí en esto ojo del culo del mundo, esta fosa desconocida y perdida en la nada donde nadie nunca podrá venir a llevarme flores a llorar o a festejar conmigo el Día de Muertos…  

Y ahí están conmigo le Petit Serge, sobredosis en un hotel de mala muerte de Nueva Delhi, y Gerome, sobredosis en una cabina de teléfono publico en Europa… a lo mejor les mataron los dealers... muertos sin que nadie les lloró, quemado uno y sepultado el otro probablemente por parte de los gobiernos, sin flores… quien sabe si nunca lo supieron sus madres si acaso tenían madres todavía… y lloro lloro por ellos por mis amigos, mientras que estos asesinos pendejos ríen diciendo ¡y ahora no te cagues en los pantalones cobarde de un wuey! 
No saben que no lloro por mi, me vale de mi, siempre me valió, lloro por mi hija, mi esposa, mis amigos. Y si es que nadie les lloró a mis amigos yo lo hago, y si no tuvieron una sepultura, yo se las voy a dar, y cada palada de tierra que saco es para ellos, para darles una tumba digna por fin. Los amigos se ven en el momento de la bisoña se dice, y aquí estoy por ellos, con ellos.  
Y pienso en Mario, en mi amigo Mario, que tenía que morir cada rato y nada ni nadie lo pudo matar, hasta que vino el terremoto y ni el terremoto pudo, no, sobrevivió hasta al terremoto… pero no en su corazón, y unos días después del terremoto se fue así solo pa’no ver su querida ciudad en ruinas y saqueada por políticos y empresarios. Y sepulto a Mario también con mis paladas de tierra que saco del desierto, y de veras no se porque, Mario sí tiene una tumba y hermanas y hermanos, y no se porque le tengo que hacer esta ceremonia fúnebre, no soy un cura yo… pero sí se la hago, por liberarnos…  


Y pienso en Gilberto, mi amigo, mi maestro de literatura underground en largas tardes que se volvían noches que se volvían madrugadas con cervezas y cigarros, cuando había, porque no había, no había nada en su casa, en la refri apagado solo un bote de nescafé medio vacío, mientras que organizaba festivales de poesía y publicaba artículos en importantes periódicos nacionales y escribía tesis de licenciatura una tras la otra para semiólogos huevones, y en su casa no había comida, puro nescafé que tomaba frío por falta de gas calentándose con música lsd y cigarros nomás, y pienso que tengo que sepultar a él también… y en este momento oigo su voz, la querida voz de Gilberto, clara fuerte inconfundible en mi cabeza que me dice fuerte y claro: A mi déjame en paz… 

 

3

 

FINAL A

De repente oigo unos gritos afuera de la fosa, una voz nueva una voz que nunca había oído, miro afuera y es el Gato Montés que grita. Hay una nube oscura rara baja que se va tragando a mis asesinos y un zumbido absurdo que parece el despegar de un avión, el Gato Montés deja su arma en el piso que a nada le sirve ahora en contra de un enjambre de abejas enloquecidas que lo persiguen mientras que corre corre por el desierto cacheteándose la cara y gritando hasta que cae a tierra, pa’siempre. Son menos inteligentes sus compinches que disparan disparan ráfagas inútiles en contra de la nube negra logrando solo que un cuervo caiga muerto por una bala perdida, un cuervo que se ofreció de acompañarlos al otro mundo.

 


FINAL B

De repente oigo unos gritos afuera de la fosa, una voz nueva una voz que nunca había oído, miro afuera y es el Gato Montés que grita:


¡Ya me cansé de este pendejo


Una patada en la cara con las botas militares del Gato Montés no es algo pa’reír, más bien me hace llorar, zumbido explotando el cerebro los oídos, la mandíbula se me parece descarrilar y a lo mejor esto pasa, pero lo peor es el miedo, el terror cuando el Gato me arranca la pala de las manos y empieza a echarme la tierra encima. Intento salir y otras patada explotan en mi cara, por parte de sus compinches que carcajean


 ¡Ni una bala nos hace desgastar el Gato Montés, te habíamos dicho abuelito de echarle ganas!


Y empiezan todos a echarme tierra encima y darme patadas cada vez intente salir de la fosa hasta que las piernas son bloqueadas y no puedo moverme nomás, y otras patadas me doblan y grito grito grito y mientras que grito enloquecido de terror una abeja me entra en la boca y se mete por la garganta y soy aterrorizado que pueda picarme la lengua las amígdalas ¿cómo se puede pensar en pendejadas así cuando te van sepultando vivo? …era meglio morire da piccoli / con in bocca un cavaturaccioli…

Pero me ahogo y también la abeja se ahoga que de repente tengo la boca llena de tierra y los ojos y veo todo negro y la última cosa que oigo es el croar de un cuervo de paso.

 

 

FINAL C

De repente oigo unos gritos afuera de la fosa, una voz nueva una voz que nunca había oído, miro afuera y es el Gato Montés que grita:


¡Ya me caen gordos vosotros dos también, amiguitos de este abuelito pendejo, hasta el churro les pasan!


¿Qué dices Gato? ¡No entiendes! Jajaja


¿No entiendo dices? Mira que la fosa está lo suficiente grande como para echarle a vosotros también con sus amiguito a cogérselo para siempre!


Y es un fin del mundo de explotar de fuego de armas largas, el Gato con ojos rojos es el primero a matar uno, pero el otro le dispara y el Gato desde el piso le contesta al fuego y así hasta el último se cae pero antes de morir dispara a ráfagas y una bala me alcanza mientras aprovechaba para huir.


Y cae el silencio roto solo por el croar de un cuervo de paso y el zumbido de una abeja que vuela entre cuatro cadáveres botados alrededor de una fosa vacía.

 

 

 

 

 

Rodolfo de Matteis, 2012